PRINCIPAL MONUMENTOS DE LUBRÍN







Legado









Lubrín es un lugar para visitar, idóneo no sólo para el turista ocasional, sino para todos los almerienses que gustan de conocer los pueblos de su provincia. Ideal para el turismo rural, ya que su clima, el carácter acogedor de sus gentes y las posibilidades de pasear por sus tres aldeas y diecisiete cortijadas lo hacen apropiado para el reencuentro con la naturaleza.
Un lugar típico de Lubrín es la Plaza del Porche que lleva hasta el corazón de la villa; avanzando en esa dirección se atraviesa la calle Sotomayor, con sus hileras de casas abalconadas y adornadas con flores, típicas de la arquitectura popular de los pueblos de la provincia.
Al frente de dicha calle la «Plaza de Arriba», a la derecha y a través de las denominadas «escalericas» de Marta se llega a la plaza central del pueblo, nombrada popularmente «Plaza de Abajo», que, como gusta comentar un buen amigo, es semejante en su acceso al de un anfiteatro, por quedar en una hondonada.
Plaza acogedora, cita de encuentros y partidas, de bailes populares y amoríos. Desde allí parten dos calles; una de ellas, la denominada de la Iglesia, da acceso a la parroquia, edificio del siglo XIX, de la que es titular la patrona de Lubrín, Nuestra Señora del Rosario, que comparte patronazgo con San Sebastián; la otra, la calle del Barranco.


"Monumento al Cantero"

En esta zona se encuentra junto a la rambla, en una de sus márgenes, el edificio que hace años fue el Teatro Sotomayor, más tarde utilizado como fábrica de quesos. Los refuerzos de sus cimientos sirven de soportal del antiguo lavadero, que se nutre de la fuente «de abajo» y que fue de gran utilidad cuando aún no existía agua corriente en las viviendas.
Merece la pena conocer y visitar Lubrín, recorrer sus rincones a pie o en vehículo que permita adentrarse allá donde la naturaleza se protege.







 
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