PRINCIPAL DE RUTAS DE LUBRÍN







No debe perderse









Las casas de Lubrín se arremolinan junto a un pequeño cerro, destacando el templo principal, llamativa construcción del siglo XIX que alberga a Nuestra Señora del Rosario, patrona de la localidad.
Este pequeño pueblo cuenta con albergue, casa de Colonias y Vacaciones y buenas panaderías artesanales donde adquirir sus tortas de manteca, roscos de pan, de aceite y turrón de almendras, entre otras muchas especialidades caseras.
Tras esta degustación, retornamos hacia El Pilar, para desviarnos a la derecha, en dirección a Uleila del Campo, atravesando grandes manchas de almendros.
El verdor va ganando intensidad, al llegar al núcleo urbano, que aparece recostado en una suave colina de la Sierra de los Filabres. El caserío muestra ya perceptibles cambios tipológicos conviviendo la casa de piedra sin enjalbegar, con el tradicional encalado.
Una mirada hacia las cumbres, nos sorprende al divisar, en lo más alto, como un nido de águilas, un pequeño santuario que con el nombre de La Virgen de la Cabeza, reúne la espiritualidad de todos los pueblos de los alrededores.
Sin más dilación, optamos por lanzarnos a la escalada de la montaña y disfrutar de tan espectacular ascensión que enseguida nos deja ver las grandes llanuras que componen el sector oriental del Campo de Tabernas.
El altímetro confirma la constante subida por esta vía tortuosa que permite descubrir una vegetación típica de montaña, cargada de verdor y colorido. Algunas casas construidas completamente de piedra, armonizan con un entorno abancalado que roza las más altas cotas de la sierra. Pronto la carretera accede a la cuerda superior y descubrimos "el otro lado".
La flora cambia en un dominio claramente arbóreo, en el que predomina la encina, primero en forma de bosque aclarado, y luego formando bosquetes que comparten el terreno con jaras y retamas.


"Vista general de Lubrín"

Podemos apreciar buenas praderías sobre las que se arraciman algunas nubes que parecen aferrarse tenazmente a estas verdes laderas, propias de paisajes más septentrionales.
Al llegar al Puerto de la Virgen (1.080 m), podremos dejar nuestro automóvil o bien, con muchísimas precauciones y alguna dosis de decisión, ascender al Santuario de Monteagud, a 300 m de altitud sobre este punto, que se encarama en la más alta cumbre rocosa.
Una vez arriba, el paisaje se hace grandioso, espectacular; pudiendo realizar un giro de 360 grados, en el que vislumbraremos una gran porción de esta provincia.
En el norte, ya pueden verse las grandes cicatrices de las canteras de mármol; hacia el oeste, las cimas de la sierra e infinidad de valles que se suceden en una vista que no relatamos más, pues esperamos que el viajero se decida a contemplar.
Una plaza abierta y porticada, conforma el santuario presidido por la Virgen, convirtiendo el conjunto en un "balcón al cielo" que invita a dejar pasar el tiempo, entretenidos en asomarnos a una u otra vertiente.







 
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